Mundo Adolfo Díaz (Especial) Un hallazgo circunstancial y fortuito marcó el destino de una región. Hacia fines de 1600, en el lecho de un río cercano a la hoy ciudad de Ouro Preto, apareció oro. De repente, esa región montañosa alejada varios kilómetros de la costa del mar, fue el principal foco de interés de los portugueses que gobernaban Brasil. La fiebre del oro no duró más de 50 años, pero llamó a la codicia de los gobernantes de turno. Se llevaron las riquezas y gravaron con altos impuestos a los habitantes, aún luego de que el rendimiento de los yacimientos cayera en picada. Ouro Preto, la antigua capital, y Belo Horizonte, la actual, son dos destinos imperdibles en una recorrida por el estado de Minas Gerais. El descubrimiento del preciado mineral, a fines de 1600, desató la fiebre del oro, que duró 50 años pero marco la historia de esa región.
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