Los ciudadanos de Cataluña comenzaron a votar hoy sobre su independencia en una consulta simbólica convocada por el gobierno regional y que gestionan voluntarios, desafiando una prohibición de la Justicia y bajo la amenaza inminente de que el "proceso de participación democrática", sea truncado en cualquier momento.
Cerca de 5,4 millones de catalanes, un número más elevado que el último censo electoral, ya que incorpora a menores de 16 años y a los inmigrantes residentes en Cataluña, están llamados a opinar sobre si quieren o no que la norteña región se separe de España.
La cita con las urnas perdió peso político después que el presidente catalán decidió rebajarla a un nivel simbólico. MIles acudieron a las urnas.
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