Ciudadanos Primero, los olores: los más contundentes son los que saltan sobre uno apenas atraviesa algunas de las cuatro puertas que dan a este pequeño universo tan espeso de sensaciones. Las naturalezas muertas expanden su aura: los fluidos se han detenido, pero el aire está impregnado de sus esencias. Después, poco a poco, a medida que se va superando el impacto y la nariz se acostumbra, empiezan a aparecer otros aromas, en una variopinta escala de sutilezas. Construido en 1927, sigue siendo un punto de reunión en el que convergen todos los estamentos sociales. Algunos puesteros están ahí desde hace varias décadas.
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