Los vecinos de la zona tuvieron un amanecer inusual, rodeados de autombombas, policías y peritos judiciales. No sabían que en el lugar manejaban sustancias peligrosas.
"Estábamos con mi hija menor, que tenía que estudiar Lengua para la escuela. Cuando fue la explosión, la puerta de entrada se partió en tres pedazos, voló hacia dentro, y mi hija, que estaba sentada en la cocina, voló unos cuatro metros hasta la otra pared". Walter Bocco, un empleado de La Voz del Interior que vive al frente de la fábrica, también pensó que un avión había caído junto a su casa.
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