Agencia DPA
Taipei. El vertiginoso crecimiento económico de China fue impulsado a lo largo de décadas por millones de trabajadores que suponían mano de obra barata. Las empresas internacionales se peleaban por poder abrir sus fábricas en este gigante de casi 1.400 millones de habitantes. Pero los tiempos han cambiado.
El nivel salarial crece de forma abrupta y las ganancias bajan. Varias empresas extranjeras comienzan a volver a casa.
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