Me preocupa Juan; lo veo cada día más triste. Dale, Gordo, decíle a tu hijo que no se ponga así por una mudanza.
–Es tu hijo también, ¿no? Decile vos.
–Yo ya intenté explicarle de muchas maneras, pero no quiere oír. Le dije que vamos a estar mejor, que la casa nueva es más linda, con un patio grande, y que él va a tener su propio dormitorio. Ya tiene 9 años y no va a tener que compartir la pieza con el hermano. Le dije que va a ser mejor para todos, pero ¿qué más puedo hacer? Si hace días que está enojado y no quiere hablar.
–Llevémoslo a una psicóloga.
Me preocupa Juan; lo veo cada día más triste. Dale, Gordo, decíle a tu hijo que no se ponga así por una mudanza.
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