“Vuelvo a casa a las 20 para que me ayudes a lavarme la cabeza. Un beso”. Esas fueron las últimas palabras que Mariela Bortot (40) le dijo a su hija mayor en la tarde del pasado 25 de enero, mientras caminaba por las afueras de Inriville, localidad ubicada 300 kilómetros al sudeste de Córdoba capital. La historia es sabida: nunca más regresó.
Ocho meses pasaron y nada se sabe sobre esta rubia mujer, por quien se ofreció una recompensa de 100 mil pesos para quien aporte algún dato.
A ocho meses de su desaparición, y pesar de que actúan dos fiscales, la causa está sin avances. Investigan a nuevos sospechosos. Justicia federal pediría copia del sumario por presunción de trata.
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