Supongamos que cuando hace las compras, usted busca en góndola opciones de consumo que tengan un impacto ambiental reducido. Por ejemplo, apela a los repuestos económicos de los productos de limpieza o tocador para rellenar el botellón que compró la primera vez.
Compra el saché de jabón líquido Ariel de tres litros que cuesta 114,90 pesos y lo recarga, con la incomodidad que eso suele suponer. Mal negocio desde el punto de vista del bolsillo: si compraba la botella, gastaba 106,45 pesos: 7,4 por ciento menos. Y se ahorraba el trabajo.
Los ejemplos abundan en artículos de limpieza y en algunos alimentos. Los repuestos económicos a veces cuestan más que las botellas plásticas de alta densidad. Especialistas piden urgente una ley al respecto.
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