Política Cada vez que se identifican los restos de alguien que sufrió una desaparición forzada, cada vez que se les puede asignar con certeza un nombre a los fragmentos óseos que dibujan una silueta humana sobre la mesa de una morgue, se despierta un oleaje del que solemos ver apenas las primeras rompientes. La identificación de los restos de estudiantes de Medicina desaparecidos y asesinados en 1975 cierra las largas historias de búsqueda de sus familias durante 39 años.
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