Mundo Agencia AP y EFE Ciudad del Vaticano. Personas sin hogar o indigentes, varones y mujeres, hicieron fila ayer cerca de la Plaza San Pedro para aprovechar la iniciativa caritativa más reciente del papa Francisco: una ducha y afeitada para los menos afortunados. Mauro Casubolo, de 49 años, fue uno de los primeros en llegar cuando la barbería del Papa abrió los baños públicos cerca de la Columnata de Bernini. Todavía tenía la barbilla irritada por la afeitada –la primera en tres semanas– pero estaba agradecido. Unas 30 personas hicieron uso del servicio, montado junto a las imponentes columnas de la Plaza San Pedro por pedido del Papa.
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