Mundo Está claro que quienes peor la pasarán ahora son los cinco millones de musulmanes que viven en suelo francés y que nada tienen que ver con ideas fundamentalistas y atentados brutales. El luto y la indignación por la masacre del miércoles en la revista Charlie Hebdo se mezclaron con el miedo y la confusión de dos días de persecución de los terroristas, una febril cacería que concluyó con atacantes y varios rehenes muertos, y un mensaje del presidente Hollande pidiendo unidad al país ante la amenaza terrorista, una amenaza que, según reconoció el propio mandatario, no ha terminado.
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