Empresas Sin recursos naturales, sin mano de obra barata, alejado de grandes mercados consumidores y rodeado de estados hostiles que, además, dan la impresión de estar desvaneciéndose, Israel parece decidido a vivir de una sola cosa: la venta de ideas transformadas en soluciones tecnológicas. Nadie habla de otra cosa en Tel Aviv, promocionada como el segundo Silicon Valley del planeta. El guion que todos repiten está escrito en un best seller de 2009, Start up Nation, al que la realidad, cinco años después, aún no ha desmentido. Israel se está transformando en la primera economía del mundo en la generación de conocimientos y producción de soluciones inteligentes. Pero las condiciones que lo llevaron a eso (el riesgo de conflicto, la falta de mano de obra barata y recursos naturales) también ponen un límite.
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