Ciudadanos La llamada generación “ni ni”, jóvenes que no estudian ni trabajan, son herederos de la década del ’90, precarizadora y destructora de la cultura del trabajo formal. Es así que muchos de estos jóvenes no han visto trabajar ni a sus padres ni a sus abuelos. Pero también son el resultado de nuevos síntomas de la pobreza tal como lo representa el incremento del tráfico y consumo de drogas y el mayor acceso a las armas en los barrios urbano marginales. En este contexto aparece cada vez más seguido que a los que “mejor les va” no son aquellos que eligen el camino del trabajo. Oscar Arias* El desafío de las organizaciones sociales no es solamente ir a buscarlos a sus barriadas, sino también contenerlos emocionalmente, motivándolos ante cada logro y sosteniéndolos frente a cada frustración.
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