lunes, 13 de octubre de 2014

José Luis Abarca y María, la pareja que bailaba entre cadáveres

Carteles. Abarca y su mujer inundaron Guerrero con gigantografías (AAP).
Jan Martínez Ahrens*

México. Nicolás Mendoza Villa lo recordaría meses después por escrito en una notaría de la Ciudad de México. A las seis de la tarde del 31 de mayo de 2013, el ingeniero Arturo Hernández Cardona y él vieron cómo dos sicarios empezaban a cavar la que iba a ser su fosa. Ambos estaban presos en un paraje desconocido de Guerrero. Un día antes, los habían secuestrado, pistola en mano, en la carretera hacia Tuxpan junto a otros compañeros de la Unidad Popular, un movimiento de defensa de los derechos de los campesinos. Durante horas los torturaron con un látigo de alambre. 

El alcalde de Igualay su esposa, las dos personas más buscadas de México por la desaparición de 43 estudiantes, sembraron el terror bajo la sombra del narcotráfico.



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