Córdoba es desde hace tiempo una enorme Babel donde cada uno habla de delito sin ponerse de acuerdo. El vecino, el damnificado.
Pisos y pisos de gente hablando, gritándose, esgrimiendo argumentos, mostrándose a la cara lo que consideran su verdad, creyendo que por el mero hecho de exponerse a alta voz tienen la razón absoluta. La incomunicación de la incomunicación total.
En grandes rasgos, eso fue básicamente la antiquísima Torre de Babel. Aquella estructura adonde convergieron cientos de miles, cada cual hablando su léxico, sin entenderse en lo más mínimo.
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